Tecnología para los negocios - La tecnología, asignatura pendiente de las empresas industriales españolas


La tecnología, asignatura pendiente de las empresas industriales españolas

El sector industrial español sufrió de forma acusada la crisis y, desde 2013, muestra ya índices anuales positivos en producción y exportaciones, entre otros. Con un futuro mucho más alentador por delante, la inversión en I+D se presume imprescindible para iniciar procesos de mayor productividad y eficacia y poder competir con el sector industrial europeo.

La recesión económica de los últimos años ha mostrado una acentuada debilidad de las empresas españolas para afrontar momentos difíciles, y ha resultado en la destrucción de una gran cantidad de compañías incapaces de revertir su situación con procesos que permitieran una mayor productividad en tiempos con menos demanda.

En total, desde 2008, fecha oficial del inicio de la crisis económica, España ha reducido el número de empresas en 50.000, y en la actualidad son menos de 200.000 las compañías en todo el territorio. Esta reducción ha tenido un efecto directo en la pérdida de empleo y en la reducción del PIB, con lo cual ha agravado si cabe más la propia situación coyuntural negativa que vivía el país.

La industria, de la crisis a la recuperación

Entre todos los sectores que han sufrido la crisis, el industrial fue uno de los más castigados. El estancamiento de la productividad, la falta de previsión de la coyuntura económicas, la existencia de un porcentaje muy alto de empresas pequeñas y más frágiles o la poca inversión pública y privada en I+D contribuyeron a la caída del sector.

Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), en la década de los 70 la industria española suponía el 34% del PIB de España y el 25% del empleo total del país. Tres décadas después, en el 2000, las cifras se reducían al 20% del PIB y el 13.6% del empleo en España. Hoy en día se estima que el sector industrial solo supone el 17% del PIB, la mitad de peso en la economía del que tenía hace cuatro décadas.

Sin embargo, ya desde 2013, los Índices de Producción Industrial (IPI) que publica el Instituto Nacional de Estadísticas empezaron a crecer año a año, mostrando el inicio de la recuperación del sector, que poco a poco va ganando puntos en su importancia en el PIB del país.

Un futuro con indicadores positivos

Tras la fuerza con la que golpeó la crisis a la industria española, los últimos informes y estudios nos muestran un panorama mucho más alentador en el país. Este año, un informe de la firma de inversión francesa Natixis consideraba que España contaba con varios factores que pueden favorecer a la industria.

Uno de los más destacados es que, como se ha podido constatar durante el último año, muchas empresas están cerrando sus fábricas en el exterior, deslocalizadas, para traerlas de nuevo a Europa. Ante esta situación, la industria española se postula como una de las más favorecidas por las condiciones que ofrece.

Conozcamos algunas de las principales potencialidades de la industria española que pueden derivar hacia una clara tendencia positiva y su incorporación definitiva a la llamada Industria 4.0:

Gasto sobre el PIB de las empresas en Investigación y Desarrollo. Datos de Eurostat
  • Talento profesional: España cuenta con mucho talento profesional relacionado con tecnología industrial. En los últimos años, muchos expertos han encontrado en otros países europeos la salida para aplicar su especialización en compañías sólidas. El regreso de empresas fuertes a España favorecerá que el talento que sigue en España permanezca, y también que el que salió al exterior regrese en cierta medida. La existencia de este talento es, sin duda, un atractivo para muchas empresas españolas en busca de los mejores profesionales en materias como la interconexión, la ingeniería de datos o la robótica, entre otros.
  • Coyuntura económica: tras superar los peores años de la recesión, los indicadores económicos españoles se mantienen al alza trimestre a trimestre. El respiro que la economía va ofreciendo a las arcas del Estado y de la empresa privada favorecerá el incremento de la inversión en I+D y, en consecuencia, la aplicación de la mejor tecnología a la industria española, más cerca de sus homónimos europeos.
  • Capacidad exportadora de la industria española: los últimos datos de la Organización Mundial de Comercio situaron a España como el país del mundo que más había incrementado sus exportaciones en el primer semestre de 2016 respecto el mismo período de 2015. Con diferencia, España mejoró en un 2.4% sus datos respecto al año anterior, muy por encima de los tres siguientes, Alemania (1,58%), Polonia (1,46%) y Suiza (1,4%). Un dato muy alentador que muestra la capacidad exportadora de la industria española.
  • Costes competitivos: si observamos el panorama europeo, España se sitúa entre los países que ofrece a la industria unos costes más competitivos en elementos como el de la materia prima y otros materiales, los costes de producción o los costes laborales. Eso, sumado a profesionales capacitados y a una flexibilidad laboral en términos legales atractiva para muchas compañías, confiere a España más opciones de crecimiento en el sector industrial.

La tecnología y el I+D serán determinantes

Además de los indicadores comentados en referencia a la recuperación de la industria española, nada será posible sin la aportación determinante de la tecnología. Las TIC están contribuyendo de forma definitiva a la transformación de la industria en los países en los que se ha aplicado con más fuerza. Tecnologías como el Internet de la Cosas, el Big Data o los Sistemas Ciberfísicos han permitido procesos de automatización muy avanzados que repercuten en todos los mecanismos de cualquier empresa del sector industrial.

En España, un estudio de la Fundación Bankinter prevé que el Internet de las Cosas (IoT), por ejemplo, se desarrolle rápido en algunas áreas como la automatización industrial, entre otros sectores.

El IoT y tecnologías avanzadas como los Sistemas Ciberfísicos consiguen autocontrolarse, autoadaptarse y autooptimizarse, alcanzando unos niveles de automatización muy altos o incluso con un comportamiento autónomo en sus componentes, además de en su colaboración.

Productividad, eficacia o consumo energético son elementos que han vivido un cambio importante en las industrias del mundo que más han invertido en tecnología. A ello debemos sumar la automatización en los procesos de gestión, que ha convertido a la industria en un sector empresarial más eficaz, más dinámico y con más capacidad de adaptarse en poco tiempo a las demandas del mercado.

Si nos referimos a la inversión en España, la investigación y el desarrollo han sido escasos y no han permitido que la industria se renueve y camine en la línea de otros países occidentales. Solo hay que observar algunos datos para entender por qué no ha sido posible una reindustrialización del sector. En España, el gasto en I+D no llega al 1.5€ del PIB, al lado las inversiones de países como Alemania (3%) o Francia (2.3%).

Sin duda, la investigación y el desarrollo permiten una aplicación de la tecnología al sector industrial que solo tiene beneficios. Es por ello que, ayudado de una mejor situación económica y más capital para la inversión, el sector industrial vivirá en los próximos años una real introducción de la tecnología y las soluciones tecnológicas (digitalización, cloud computing, software de empresa etc.) en la empresa.

Afortunadamente, España goza de todo tipo de fortalezas para mejorar la situación del sector, pero todo ello pasa por una apuesta conjunta de las propias compañías y de la Administración. Una inversión económica y humana con perspectiva que auguraría una presencia mucho más fuerte del sector en España y el conjunto del continente.

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