Cada vez hay más actores de la industria tecnológica y del tejido empresarial en general que complementan sus departamentos de software con la adquisición de firmas especializadas. ¿Por qué? Porque el mundo del trabajo camina hacia una Industria 4.0 cada vez más digitalizada, e híper-especializada, y cualquier paso en falso podría penalizar a las compañías que no se esfuercen en ponerse al día.
El mundo del futuro no es digital. Ése es el mundo del presente. El mundo del aquí y ahora. La digitalización de la pyme se basa en la facultad de las empresas para realizar sus labores íntegramente conectadas.
En el momento en que estas compañías pueden agregar, evaluar y correlacionar las interacciones y relaciones de grandes cantidades de datos de todo tipo de dispositivos, además de información interna y externa en tiempo real, las necesidades se incrementan. Se hace preciso un mayor índice de control y un refuerzo de determinadas categorías profesionales.
Detrás de los algoritmos de aprendizaje automático de Inteligencia Artificial hay tiempo y dinero: dos cualidades imprescindibles para optimizar el funcionamiento de la red, agilizar la operación, mejorar la resiliencia, aumentar la confiabilidad, fortalecer la ciberseguridad, habilitar un flujo de potencia bidireccional y otras condiciones indispensables de la vida comercial moderna.
El poder de Internet de las Cosas (IoT), la nube y la Inteligencia Artificial explican la transformación digital de la industria y justifican que, con el paso del tiempo, cada vez sea mayor la preocupación por estar en la partida.
Poco a poco, el sector industrial se moderniza de forma inexorable. Esto no influye sólo en la producción en sí, sino que determina también el futuro de los propios consumidores y del mercado de trabajo.
Las capacidades digitales se han convertido en una prioridad central para los emprendedores y el mundo de la pequeña y mediana empresa. La mayoría de las pymes buscan aumentar su inversión en digital, dada la importancia de este sector en el nuevo mundo.
La inversión en capacidades digitales puede mejorar significativamente las oportunidades de crecimiento empresarial para las pequeñas y medianas empresas.
El simple hecho de tener un sitio web funcional puede tener un impacto dramático (para bien) en la visibilidad y la conectividad de una empresa con los clientes y otras partes interesadas.
No se trata de seguir la tendencia ciegamente, sino de atender a lo que la propia realidad evidencia con cifras. Sin ir más lejos, de acuerdo con datos arrojados por el IPMP (Índice de Percepción del Mercado Publicitario), el crecimiento en el sector de la publicidad se ve claramente influenciado, con un incremento del 19,3% de la inversión digital y un 52% de la inversión orientado al Smartphone.
La confección inteligente de estrategias digitales, la interacción de los clientes y los trabajadores con los dispositivos móviles y la mejora de los servicios internos de las empresas son oportunidades que no deben desaprovechar.
Se necesita, por consiguiente, alimentar este mercado en ciernes para expandir los negocios crecientes y no frenar la tendencia.
En consecuencia, resulta obvio que las pymes han de llevar a cabo una planificación comercial que atienda todas estas vertientes, llegando a tener un conocimiento profundo del público objetivo para adecuadamente pautar los servicios que ponen en venta.
De acuerdo con un informe llamado Perspectivas de la Pequeña Empresa en España, publicado por KPMG Impulsa en colaboración con la CEOE, las pymes tienen claro cuál es el panorama que se avecina.
Cuestionadas sobre la importancia que le daban a la digitalización, prácticamente la mitad (el 48%) menciona la optimización de procesos, mientras que el desarrollo de nuevos productos y servicios se halla en segundo lugar (47%), sucedido por la transformación digital (31%) como preocupación que complementa sus quebraderos de cabeza y anhelos para el presente.
La economía digital supondrá el 22 por ciento del PIB en 2020. De acuerdo con un estudio elaborado por Accenture, la economía digital se identificará con una cifra de nada más y nada menos que el 22% del PIB español en sólo dos años.
Según este informe, la apuesta por lo digital e incrementará al mismo tiempo que incide, de forma exponencial, sobre la competitividad del mercado. Es decir, que a más competitividad, mayor negocio y mayor cuota.
Además, ayudará a crear una situación estable para acumular nuevos ahorros y realizar optimizaciones a nivel de eficiencia. La flexibilidad productiva también será uno de los factores a tener en cuenta; concretamente como herramienta que ayude a los actores del proceso a adecuarse a las demandas variables de los clientes, a mejorar el conocimiento predictivo de la demanda y otros indicadores.
No es el único documento significativo en este aspecto. Una investigación realizada en el marco de la VII Encuesta Mundial sobre el Coeficiente Digital de las empresas, a cargo de la consultora internacional PwC, determina que la estrategia digital tiene un carácter prioritario para las compañías actuales, y que esta tendencia irá a la alza en el futuro.
Según este estudio, atendiendo a las sensaciones que tienen las empresas nacionales, casi la mitad de ellas está segura de que la inversión digital incrementará sus ganancias.
Se infiere por tanto que en España las pymes están caminando cada vez más determinadamente hacia la Industria 4.0, si bien todavía queda mucho trabajo por hacer.
Así pues, podría decirse que las conclusiones pasan por estimular el trabajo con herramientas propias de la nube, continuar invirtiendo en digitalización y formación en las nuevas tecnologías, y dando más y más pasos para completar la adaptación a este mercado creciente y lucrativo.
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