La crisis del coronavirus ha puesto de manifiesto una realidad de la que ya se venía avisando y por la cual se recomendaba a los usuarios estar atentos en la red. Los bulos y las fake news, en una situación tan comprometida, se han multiplicado.
Estos bulos, en muchos casos, esconden detrás casos de amenazas a los datos personales, estafas y robos a través de secuestros de dispositivos. En otros, ponen en peligro a la población al recomendarle remedios que pueden ser dañinos para la salud. Las grandes compañías han respondido activando nuevos modos de detección de estas amenazas que permitan a los usuarios actuar de forma más segura.
Las redes sociales actuales mueven cantidades ingentes de información, que es muy difícil de filtrar o controlar, y esta es la principal ventaja que tienen los bulos para llegar a miles o incluso millones de usuarios de forma rápida y sin pasar ningún filtro.
De hecho, la viralidad de todos esos bulos está fomentada por las personas que, sin pretender darle repercusión a algo falso, lo hacen entre sus contactos pensando que estarán haciéndolo por su bien.
El mero hecho de tratar de imponer filtros o restricciones a la información que se comparte ya supone en si mismo un problema, puesto que choca de frente con derechos que tenemos muy interiorizados, como la libertad de expresión y comunicación.
Es por ello, que las grandes empresas tecnológicas, conscientes de su responsabilidad en la transmisión de estos bulos y campañas de desinformación, apuestan por educar a los usuarios y facilitarles herramientas que les ayuden a distinguir la información fidedigna, sean capaces de tomar decisiones informadas respecto a lo que comparten o dejan de compartir, sin coartar o limitar su libertad de expresión.
Uno de los casos que más llamó la atención fue la política implementada por Facebook en sus redes sociales y aplicaciones como la propia red social de Facebook, Instagram y Whatsapp en las cuales se dejaron de recomendar informaciones relacionadas con la covid-19.
Es cierto que esto afectó a algunas campañas informativas que pretendían ayudar a la población, o incluso a empresas que vendían accesorios homologados de protección. Pero también frenó a todos aquellos que se estaban aprovechando de los social media para promover bulos informativos que desconciertan o desinforman, así como promociones de artículos no testados para el virus, y webs pensadas para robar datos personales.
Por otro lado, la misma compañía, desarrolló sitios especializados el Facebook COVID Information Center donde poder contrastar datos y noticias verificadas sobre la evolución de la pandemia, consejos sobre cómo protegerse o los avances para combatir la enfermedad a nivel mundial.
Por otro lado, la aplicación de mensajería más utilizada del mundo, WhastApp, está desarrollando herramientas para que sus usuarios puedan comprobar de forma sencilla si la información que están compartiendo es confiable o si es un bulo conocido.
También es probable que te hayas percatado de que en el chat, estaban limitados todos los reenvíos. De hecho, esta fue una de las medidas que la aplicación implementó para intentar reducir la capacidad viral de los bulos del coronavirus que, entre otros medios, se difundían por esta vía.
Frenar los bulos está en manos de todos. Y si bien es cierto que se debe promover desde las instituciones la digitalización a toda la población, ya que aquellos que están habituados a las herramientas online son menos propensos a caer en algunas de las estafas menos sofisticadas, todos debemos pensarnos bien el compartir o el reenviar ante situaciones como la que estamos viviendo.
Algunos analistas recomiendan contrastar las fuentes. Para otros, es clave descartar la mayoría de ganchos que comienzan con regalos o productos gratuitos. Detrás de muchos de ellos están los robos de datos.
Si bien el coronavirus llegó de imprevisto y causó una crisis sanitaria y social, las tecnologías fueron clave para conseguir un confinamiento más llevadero. Y precisamente por ello, fueron también objeto de ataques y hackeos, además de innumerables bulos.
Las fuerzas de seguridad, en sus perfiles sociales, advirtieron de ese creciente uso de las mismas para intentar causar daños. Y esta tesis, tan actual ahora, parte de las mismas premisas que en el pasado cambiando los ganchos previos por informaciones relacionadas con el virus. Es decir, todavía queda mucho por concienciar.
Por eso, para evitar que los bulos alcancen sus perversos cometidos, asegúrate de que esa información es real. Algunos trucos para hacerlo son los que siguen:
Probablemente pronto tendremos herramientas que ayuden a identificar bulos y a conseguir que los hackers frenen en sus artimañas habituales. Pero ya hay otras muy sofisticadas que están latentes. Por tanto, responsabilidad, sentido común e invertir tiempo antes de compartir son la única solución posible para estar a salvo y frenar estas cadenas tan nocivas.
¿Eres un proveedor de soluciones TIC y quieres aparecer en este portal?
¿Eres una empresa y no encuentras lo que estás buscando?