La metodología Lean Manufacturing tiene su origen en el sistema de producción de la empresa Toyota, creado por Taiichi Ohno. Antes de la Segunda Guerra Mundial, se percató de que la producción japonesa era mucho menor que la estadounidense. Así, tras acabar la guerra, decidió viajar a Estados Unidos con el fin de estudiar a los pioneros de la productividad. En este caso, nos referimos a Frederick Taylor y Henry Ford. Sin embargo, los que verdaderamente inspiraron su modelo fueron los supermercados.
En ellos encontró el valor de manejar inventarios reducidos frente a un gran stock o eliminar ciertos pasos en los procesos. Respecto a estos, en japonés se utiliza el término muda, cuya traducción es desperdicio. Hace referencia a cualquier actividad humana que, además de no crear valor, gasta recursos. Os hablamos de este modelo.
Se trata de un modelo de organización del trabajo cuyo objetivo es la optimización del sistema productivo. Para conseguirlo, se enfoca en la eliminación de despilfarros o desperdicios. A nivel práctico, comprende todas esas tareas que llevan a la sobreproducción, al retraso en las entregas o a productos defectuosos, entre otras cosas.
El término apareció por primera vez en los años 70 en el libro La máquina que cambió el mundo, de Womack, Ross y Jones. Para que os resulte más claro, en él se contraponía el modelo Lean frente al de fabricación en masa.
La novedad del modelo radica en que coloca a las personas en un lugar preponderante en la empresa. En cierto modo, es la primera concepción humanista en un sistema de producción. Por tanto, la comunicación y la colaboración forman parte de la cultura de la compañía que se rige por este modelo.
Así, todos los trabajadores están en contacto con la estructura, ya que son los primeros en detectar y enfrentarse a cualquier problema. Sin esas vías de comunicación verticales o transversales en los dos sentidos, es imposible aplicar esta filosofía.
Son siete los principios por los que se rige este modelo de organización. Os los mencionamos a continuación:
Es cierto que el Lean Manufacturing se diseñó en un entorno de industria 3.0 y eso plantea ciertos desafíos de adaptación en un entorno marcado por la digitalización. No obstante, puede ser una simbiosis perfecta si tenéis presente que solo debéis aplicar las nuevas tecnologías cuando tengan sentido y sean necesarias. En caso contrario, se definiría como muda o desperdicio.
Para conseguirlo, el proceso de transformación digital y la implementación del modelo en un entorno de industria 4.0 debe apoyarse en un plan de actuación prestablecido. Este plan ha de trazarse con unas etapas definidas que puedan validarse a través de indicadores. Solo así podréis tener claras sus ventajas y desventajas e ir corrigiendo fallos. Grosso modo, esas fases son las siguientes:
Pues bien, efectuar esta digitalización en un entorno Lean tiene sus ventajas e inconvenientes. Os mostramos ambos enfoques.
Pone de relieve las incompatibilidades de la digitalización y la filosofía Lean. Algunas de ellas son las siguientes:
Entiende que las TIC industriales lejos de suponer barreras al Lean Manufacturing, lo habilita. Se basa en los siguientes argumentos:
Por tanto, si deseáis aplicar la filosofía Lean Manufacturing en un entorno 4.0, es perfectamente posible hacerlo. Eso sí, debéis trazar un buen plan con fases bien estructuradas y medibles para hacerlo de manera progresiva. Desde TicNegocios de la Cámara os animamos a implementarla. ¿A qué estáis esperando?
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